Conocemos como Cadena de Supervivencia al conjunto de
acciones que unen a la víctima de una parada cardiaca súbita a la
supervivencia. El primer eslabón de la misma nos indica lo importante que es
saber reconocer a las personas en riesgo de sufrir una parada cardiaca y llamar
pidiendo ayuda para que el tratamiento precoz pueda prevenir la parada.
Por otro lado, los eslabones centrales representan la RCP y
la desfibrilación como componentes fundamentales para la restauración de la
vida. Es imprescindible saber que una RCP inmediata puede doblar o incluso
hasta triplicar la supervivencia de una parada cardiaca por fibrilación
ventricular. Además, la resucitación cardiopulmonar con desfibrilación en los
3-5 minutos tras el paro puede conseguir unas tasas de supervivencia de hasta
un 75%. Cada minuto de retraso en la desfibrilación reduce la posibilidad de
supervivencia en un 10%.
En último lugar, el eslabón final en dicha cadena se
corresponde con los cuidados de postresucitación eficaces. Su objetivo es
preservar la función del cerebro y del corazón.
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